miércoles, 3 de agosto de 2011

YOGA

YOGA

      El cielo se llena de aire travieso,
  que circula haciendo piruetas.


Las nubes se mueven voluptuosas
y corretean en desbandada.
      Los pájaros se deslizan
como acróbatas en el circo.

                     
 Las semillas del olmo saltan en paracaídas,
mientras se mecen en el aire.
          Ya en el suelo brincan
     en remolinos de tío vivo
sobre las cabezas y hombros
de  transeúntes somnolientos.


Las flores impregnan el aire
   de aromas y fragancias sutiles,
       que aspiran agradecidos
los pulmones disciplinados
 en  clases semanales de yoga.


           Las burbujas de oxígeno reaniman,
pero también envejecen.
      El vaivén de los pulmones
en un tic tac biológico
de diez mil soplos diarios
 acuna,  acompasa,
columpia y dirige
      una marea gaseosa
con pleamar y bajamar.

  
El yoga  enseña a   alimentarse
de un aire sabio y asceta
que siempre  deja saciados
      de sosiego y de esperanza.


Los brazos juegan con el aire
como aspas de un molino.
  Las piernas se afirman
  al suelo, como juncos
          mecidos por la brisa.


Sus cuerpos flotan como barcos
en un mar de estrellas
con pulmones como velas
                            henchidas de la energía
  que el sol impulsa en abundancia.


El saludo al sol es como
una maniobra marinera
para emprender un viaje
a través del aire y el silencio
       que les conduce a su propio yo.


Los mantras son músicas
que resuenan en el espacio
como  eco de las estrellas.




                                                                       José Mª Castilla (10-5-10)


martes, 2 de agosto de 2011

Una importante reflexión Quinn y Zorba

... Vean primero la original de 1964 y después, el homenaje que le hacen a los 84 años.

La danza original en
1964: 
Un regalo, una excelente reflexión sobre la vida y la muerte, porque están juntas...tal vez con el tiempo , y por qué no decir con la edad, la gente va haciéndose más sensible .... la primera versión de Quinn a los 49 años baila dejándonos una huella indescriptible y eterna, con liviandad, talento, pasión...............una explosión de sentimientos ... una vida pujando hacia todos los lados y convirtiendo en mágico  un momento de bella expresión artística y varonil. ¡Realmente un espectáculo! Pero cuando vemos después, a Quinn a los 84 años reproduciendo la danza que lo consagró en  la cinematografía mundial, es imposible no verse embargado por la ternura y  la gratitud. Lo que hace en el escenario es poesía pura: con gracia, pasión por la vida y el deseo de retribuir a todo ese público que se ganó...  Es muy emocionante pensar en lo efímera que es la vida, en las transformaciones que experimentamos a lo largo de los años y en el esfuerzo que todos hacemos para continuar nuestro camino con orgullo, dignidad y placer.  Por un instante la gente se olvida de todo. Y como dice Quinn al final, "la música de Zorba es la música de la vida, y la vida es AMOR"