Proyecto de
investigación sobre el bienestar psicológico de las personas mayores, premiado
con el Premio Lafourcade Ponce 2009.
Las propias autoras, M.L. Martínez / M.D.
Avia, destacan que el bienestar
percibido no disminuye con la edad y que además puede ser promocionado con el
recuerdo de experiencias positivas.
Varios
estudios muestran que las personas ancianas que han hecho una revisión de su
vida mejoran su satisfacción y bienestar psicológico y disminuyen los síntomas
depresivos.
Mediante el
recuerdo de sucesos positivos, además de provocar emociones positivas en las
personas mayores, se modifica de manera favorable la memoria autobiográfica de
estas personas. La memoria autobiográfica recoge episodios específicos del
pasado del individuo e influye en la propia identidad de las personas y en su
experiencia emocional.
De la misma
manera que el tipo de recuerdos que se activen influye en el estado de ánimo,
el estado de ánimo influye en el tipo de recuerdos que se tienen (una persona
triste tiende a recordar más sucesos negativos), creándose una espiral de
retroalimentación.
Una persona
que recuerde sucesos positivos de su vida experimentará emociones positivas
(satisfacción, orgullo, realización personal, serenidad) y este estado de ánimo
acorde con el recuerdo facilitará al mismo tiempo la recuperación de recuerdos
positivos, creándose una espiral de mejora progresiva del estado de ánimo.
De esta
manera, la psicología acepta el reto de considerar la vejez, con todas sus
servidumbres, una etapa de la vida plena de sentido y relaciones profundas con
los demás.
La edad
equilibra las emociones
En los
últimos años, numerosos estudios han mostrado que no existen diferencias de
edad en el bienestar percibido, y que incluso aumentan a lo largo del tiempo
los sentimientos de bienestar, ya que mejora la regulación emocional y se tiene
un mejor equilibrio de emociones positivas y negativas.
Uno de los
resultados más llamativos de la investigación actual ha sido dar a conocer cómo
en diversos momentos duros y difíciles de la vida (enfermedades, traumas,
accidentes naturales o deterioro en las etapas finales de la vida) las personas
mantienen y experimentan emociones positivas además de las esperadas negativas.
Experimentar emociones positivas tiene repercusiones muy importantes para la
vida: Se relacionan con una organización cognitiva más abierta, flexible y
compleja y con la habilidad para integrar distintos tipos de información,
creatividad, y con una toma de decisiones más acertada y eficaz.
Además, las emociones positivas se relacionan con la salud y la longevidad,
protegen a las personas mayores de los efectos más negativos del envejecimiento
y de la incapacidad, y mejoran la capacidad de afrontamiento ante la
adversidad, contribuyendo a hacer más resistentes a las personas y ayudándolas
a construir resiliencia psicológica.
Extraído de uno
de los textos ganadores de la modalidad de Noticias del II Concurso de
Divulgación Científica de la UCM. M.L. Martínez / M.D. Avia | 30.11.2009